Mala lengua

¿Es mi impresión o cuesta menos hablarnos mal que tirarnos besos hoy en día? Es que, esta semana he pasado, como todas las semanas, por mi zapatería a saludar a mi zapatero y, sólo he visto malas caras y muchas prisas, pocas ganas de dialogar y muchas ganas de gritar. ¿Qué nos está pasando? ¿No pretendemos ponerle solución a esto?

No podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo en discusiones y gritos, no nos podemos permitir el lujo de romper contratos que con tanta ilusión elaboramos un día porque, esos contratos no volverán y porque, los que vengan nos harán echar de menos los antiguos porque, habrán dejado una huella tan profunda que hará que nuestros tacones no vuelvan a lucir perfectos.

Y es que nos creemos súper héroes de nuestros días cuando lo que somos es supervivientes, supervivientes de un mundo que no hemos elegido y sólo nos ha tocado sobrevivir y, por ello, tenemos que dejar de lado de nuestro camino esas frases que nos han dicho alguna vez que tanto daño hemos creído que nos hacía y, recordarla para aprender y aprender a echar a un lado la basura que todo camino tiene y, esta semana, el camino de mis tacones, mi zapatero y yo es un camino con los tacones de invierno y una aventura de vuelta al pasado por unos días, porque toca, porque a veces hay que volver para recordar y saber qué queremos por delante.