Viejas glorias

viejas glorias
No hay nada mejor que, a veces, quitarse los tacones, tumbarse y reírte del pasado y, eso es lo que hice la semana pasada, quitarme los tacones y ponerme las chanclas en un ambiente muy alegre y divertido, muy tranquilo y sin cargas, sin malas caras ni mala educación a nuestro lado, lo que sirvió para tomar carrerilla para el tan ansiado otoño que ¡ya llega! y es que, me quité los tacones con una persona que siempre ha llevado tacones y sabe lo que eso significa y ese momento nos sirvió a las dos para quitarnos una piedra de los tacones, una piedra que, sin saberlo, nos estaba haciendo mucho daño a las dos.
Así, esta semana, la empezamos cansadas pero muy tranquilas y con una sonrisa que casi no nos cabe en la cara y, además eso me deja preparar mi próxima aventura en un país que me enamoró cuando lo conocí hace muchos años pero, con una compañía que, en aquel momento no parecía que fuese a empañar mi historia de vida pero que, lo acabó haciendo, nublando el horizonte que tenía delante y no disfruté pero, como aquello es pasado, esta semana sólo puedo descansar y limpiar mis tacones porque, ¡nos vamos a disfrutar mi zapatero y yo cerca de casa a disfrutar de horizontes y olores nuevos! así que,piedras del camino, nos despedimos con una maleta llena de alegría.

Revisando el armario

sonrisa
Porque ya casi, ¡por fin! se acaba el calor, yo estoy revisando el armario donde tengo guardados todos los tacones para ver cuáles continuarán conmigo el año que viene y cuáles es mejor deshacerse de ellos porque no han traído muchas alegráis este tiempo atrás y, así me he hecho recuento de historias de cada uno de los pares que tengo y, aunque no he tirado a la basura ninguno porque creo que siempre puede haber alguien que los pueda reutilizar, yo me voy a separar de más de un par que me han borrado la sonrisa porque, ante todo, no voy a permitir que nada ni nadie me borre lo que tengo dibujado desde hace un tiempo y, lo primero de todo es el agradecimiento que le debo a mi zapatero porque, el motivo de por qué guardo muchos es porque mi zapatero me ha enseñado a disfrutar hasta del tacón incómodo porque como bien me dice él cada semana cuando le acerco un par, mi manera de pisar es tan potente que no me doy cuenta de cómo trato mis tesoros y, por eso me he decidido a cambiar el armario, como dicen las modernas, mi fondo de armario para así todo me conjunte bien y me deje caminar con el estilazo que manejo yo.
Por ello, esta semana ya mirando al sol con penita voy a taconear sin agobios y mucha alegría porque todo en esta vida, con unos buenos tacones, tiene solución, sólo hay que saber pisar bien fuerte y sonreír.